Por: Liset Prego
Escribir o maternar. Escribir y maternar. Entender el acto de creación como un parto. Escoger en una encrucijada imposible madre-poeta, obra de tinta o de sangre y beso, o no escoger, vivir la dualidad, dejar que una posea como un espíritu obsesor a la otra. Encabalgar la cotidianidad como si fuera un verso.
Ser mujer que fertiliza la hoja en blanco, que engendra hemistiquios con la naturalidad con que alza del suelo al hijo balbuceante. Criar, amamantar, postergarse, conciliar, creer, crear, negarse el tiempo. Ser para los otros. Infinitivos que apuntalan el gesto.
La dicotomía entre arrullar al verso o al hijo, en acunar a los dos a un tiempo. Vivir la metamorfosis del cuerpo y del poema. De eso habla Yeilen Delgado. De eso escribe. Eso vive. La desvela. La sostiene. Aquí se ancla la ingratitud de predicar.
